No es el Salto del Ángel (Venezuela) pero es una de las venas hídricas que aún podemos apreciar en nuestro rico entorno, que a pesar de parecer un frágil canto de agua, ha herido la roca por más de cien vidas humanas. Muchas han sido las generaciones que han presenciado su sutileza y majestuosidad. Y ahora es uno de los últimos susurros de los dones de la madre tierra.
C3,,,
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